enero 15, 2008

Sola Mente Cine



Ayer debe haber sido la quinta o sexta vez que digo que voy a ir al cine con alguien y voy sola. Algunas veces no lo he hecho adrede. Simplemente he tenido ganas de ir al cine, he considerado pasarle la voz a alguien y al final no he logrado hacer coincidir los horarios o los gustos. Es difícil coincidir en horarios cuando sales de trabajar a las diez de la noche. En cuanto a los gustos, hay días en los que puedo ser muy complaciente y ver cualquier película solo por el hecho de ir al cine. Ir al cine, sentarme frente a una pantalla grandota, sentirme chiquita y deslumbrada. Tener mi canchita gigante que sé que puedo rellenar si me da la glotonería. Me encanta esa sensación de saber que por dos horas puedo apagar mi celular sin remordimientos y no preocuparme de nada más que de los que les pase a los personajes de la película. El placer de ir al cine está entre mis necesidades primarias.

Pero el punto era otro. El punto era que ya van unas cinco o seis veces que voy al cine sola diciendo que voy a ir con alguien. No se si es roche de que la gente sepa que no tengo con quien ir. No se si pretendo hacerme la interesante. Ayer fui sola al cine. Salí del trabajo a las diez y tomé un taxi. Para colmo fui al cine que está a dos cuadras de su casa. Él estaba ahí con un amigo, aprovechando las vacaciones para tomar un lunes. Me sentí un poco ridícula diciéndole que me iba con una amiga del cole, que estaba coordinando la hora, que le avisaba más tarde. Lo único que estaba coordinando era mi fuga rápida del trabajo para llegar a la función de las 10:10.

Cuando llegué al cine la película que quería ver ya había empezado. Además, pensé que ya que era la única aparentemente buena de la cartelera la podría dejar para verla con él. Así que me puse a ver el resto de la cartelera. Deseché la mayoría de películas que quedaban porque eran de terror. Soy altamente miedosa, propensa a caer en todos los trucos cinematográficos utilizados para asustar. Lo peor es que me gusta. Solía ver en el cine todas las películas japonesas que tuvieran en su trama espíritus rencorosos o casas embrujadas. Pero acompañada. Nunca se me ocurriría ir a ver una película de terror sola. Así que solo me quedaron una película de un tesoro escondido y una de título enigmático, 1408.

Miré rápido los afiches y no aparecía. No recordaba haber visto ningún trailer ni publicidad televisiva. Decidí que iría a ver 1408. Podría ser una película de época o de romance. Lo malo es que cuando faltaba poquito para llegar a la ventanilla me puse a pensar seriamente si el nombre de la película era catorce cero ocho o mil cuatrocientos ocho. Era importante saber porque de eso dependería lo que le diría a la cajera cuando comprara mi entrada. En los veinte segundos que pasaron entre mi pensamiento y mi llegada a la ventanilla no pude descifrarlo. La escena fue la siguiente:

Yo: Una entrada por favor - Deslicé mi ticket de entrada por tres soles que gané con mi super tarjeta Premiun.
Cajera: ¿Para qué película?
Yo: Mil cuatrocientos ocho.
Cajera: Risas - Le comenta a su compañera – Me dijo mil cuatrocientos ocho y yo lo estaba escribiendo en la computadora, pero se refería a la película.

Evidentemente no me dio risa. Me sentí tonta. Pagué de mala gana, puse cara de palo y entré al cine. Paré a comprar mis implementos cinéfilos. Canchita gigante y gaseosa pequeña. Me sentí contenta de nuevo, caminando hacia la sala aunque fuera a ver una película que no sabía de qué se trataba. El siguiente momento vergonzoso estaba a la vista. Cómo tenía las manos ocupadas no saqué el ticket de la entrada y apelé a mi memoria. Es en la sala dos. Abrí la puerta con dificultad y entré a la sala ya oscura. No sabía de qué se trataba mi película pero estaba segura de que no era en español. Salí caminando lentamente. Creo que me puse roja. Tuve que apoyar mi super canchita en el piso para poder sacar la entrada. Sala cuatro. Por fin me senté en esa maravillosa butaca y empecé a comer mi canchita colmada de sal amarilla.

El primer personaje que apareció fue John Cusak. En ese momento entendí que era una película light, de esas comedias semi románticas o de situaciones de parejas. Del tipo de historia en la que al final los protagonistas se quedan juntos y sales con una sonrisa medio monga en la cara. Me acurruqué en mi asiento. A los pocos minutos la historia empezó a complicarse porque el personaje de Cusak resultó ser un escritor dedicado a las historias de terror. Empecé a repetirme que John Cusak no puede dar miedo. Tal vez era una parodia de las películas de terror. No lo era. Era una película de un suspenso terrorífico. No puedo decir que era buena. Solo diré que me asusté. Me tapé la cara un par de veces. Boté un poco de canchita. Miré con envidia a la chica que abrazaba a su enamorado en las escenas más fuertes. Insisto en que no puedo hacer una crítica de la película porque estuve muy tensa para apreciar el guión o la fotografía. Supongo que ése era el objetivo.

Creo que será la última vez que vaya al cine sin saber qué voy a ver. Especialmente cuando voy sola. También espero que sea la última vez que miento sobre eso. Me gusta ir sola al cine. Pero no me gusta salir asustada de una sala oscura a tomar un taxo igual de oscuro y llegar solita a mi casa.
P.D: Él me invitó al cine hoy. Vimos La Lista Negra. Los dos coincidimos en que era buena pero no nos apasionó. Caminamos hablando de la película hasta la avenida a tomar el taxi e ir a casa. Me encanta el cine.

17 comentarios:

carlost dijo...

Para la próxima averigua de que trata la pela, para que no te paltees así... me sentí muy identificado con tus anécdotas de la canchita gigante (jajaja), y también con el hecho que a veces vas al cine y tienes que elegir una película, por más que no haya ninguna por la que te vuelvas loco, sino que vas solo por el hecho de disfrutar del placer que genera ir al cine... Chévere el texto y las anécdotas que has contado... felicitaciones!

Mario dijo...

Que bestia, que buen relato. A mí no me gusta ir solo al cine. Cuando lo he hecho, he salido con muchas ganas de comentar la película y hablar solo media hora no es de lo mejor.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho ir al cine sola...pero si es de miedo cuando ves una pela de terror.

La semana pasada mi hermano compro un dvd piratasa de 1408 y la vimos con mi otra hermana, era medianoche; la pelicula nos "asusto" tanto que terminamos los tres durmiendo en mi cama...fue incomodo, pero ni fregando dormiamos solos esa noche...
John Cusack es adorable, no solo para comedias romanticas.

(porq la gente se soprende cuando compras una sola entrada para el cine??? grr)

muacketeo.

Anónimo dijo...

lxkmthg... upsss creo que esto se ponía abajo. Yo opino que debería haber una ley para evitar que a uno le hagan roche públicamente... aunq creo que me pasaría muchos años viéndomela con la ley??? mejor no, mejor entérate antes en terra.com y todos contentos. Besote

Blogs Peruanos 2008 dijo...

no entendi bien por qué la cajera se rió? con eso de escribir 1408 en la computadora, no la paro...que roche..

tu blog es del 2008!! cheevre, pa la proxima te dedico un post en mi humilde blogcito

LIVIA dijo...

A ver a ver, la cajera se río porque yo le dije: una entrada para mil cuatrocientos ocho y la película se llama catorce cero ocho...jeje... gracias por los comentarios, recomendaciones de páginas para ver la cartelera, pero gracias, sobre todo, por gastar cinco minutos en leerme...besos gordos a todos y !No a la discriminación a los que vamos solos al cine! ¡Basta de risitas caletas de las cajeras!

Kari Moscol dijo...

si no se puede ir a la playa, puedes ir al cine conmigo!

Anónimo dijo...

!No a la discriminación a los que vamos solos al cine!

Coralie.

xandrux dijo...

cuando tenía 14 me llegaba ir al cine solo porque varios de mis patas ya tenían enamorada y yo no. Ahora, aunque nunca se lo he dicho a mi esposa, a veces quisiera poder ir solo.

carlost dijo...

La verdad nunca he ido solo al cine, pero si he disfrutado de varias películas solo por Tv o DVD... Y no tiene nada de malo! Así como no tiene nada de malo ir solo al teatro, estadio, discoteca, etc, etc, etc... Que cada quien haga las cosas como más cómodo se sienta!!! y el resto que no jod...

Anónimo dijo...

A raiz de Busco Novio en El Comercio vengo descubriendo poco a poco el mundo de los blogs. No se si es mi edad o la gente que frecuento, pero ando estancada en que lo que hay en internet son páginas web.
Es una maravilla que quien quiera escribir y ser leído no necesite una columna.
Mis ansias por escribir son estacionales, cíclicas, pero en espiral descendente. La mayor parte del tiempo son simplemente lo que queda de una de las muchas otras vidas que no elegí (porque no me dejaron o porque no tuve los huevos). En fin, ojala, como tú, y antes que las ansias mueran, algún día pueda tener un blog y escribir de nada y de mi locura.
Que este blog te de lo que esperas.

Unknown dijo...

Llegue a este blog mediante el blog de alicia. Te felicito porque redactas muy bien, muy claro y muy entretenido. Y a pesar de que el tema no era nada interesante, me gusta como escribes, trata de mejorar los temas, y creo que tienes mas futuro que la propia alicia.

fanaticodemetal dijo...

Escribes bien Livia, he ido pocas veces al cine, algunas veces solo, pero me gusta esa idea, creo la pondre en practica , a esa hora salgo del icpna de la marina, y buena idea

ah te paso mi blog, te invito a chequearla

Claudia dijo...

me gusto tu relato. siempre voy sola al cine, y me encantan las pelas de terror.
bye!

Sol dijo...

ja ja ja ja ja!!!! A mí también me gusta ir al cine sola, aunque hace tiempo no voy... tengo que darme un tiempito.

Buen relato!

Saludos.

Kari Moscol dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristian Campos dijo...

Me gusta ir al cine solo porque luego de pasar por la mirada mitad lastimera mitad desaprobatoria de la chica de la boleteria luego que le dices: solo una, solo una entrada, todo se desvanece y tu tambien, te vuelves invisible y eres melancolicamente feliz.